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Arquitectos: Jacobsen Arquitetura
- Área: 3660 m²
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Fotografias:Fernando Guerra | FG + SG
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Proveedores: Alves Pisos, Arali, Deca, Galleria dela Pietra, JRG, Lumisystem, Neobambu
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Ideada como una casa-pabellón que explora la permeabilidad física y visual de sus espacios, generosos aleros, amplios marcos de vidrio y una galería de circulación que se abren hacia los jardines definen esta casa de fin de semana. Ubicada en un terreno privilegiado dentro de un condominio residencial en el interior de São Paulo, el proyecto de esta residencia de campo, concebida para una pareja, sus hijos y nietos, explora la permeabilidad física y visual de sus espacios.
En nuestra primera visita al terreno, en pendiente y caracterizado por un amplio altiplano con vistas en dos direcciones —la primera hacia las colinas y la segunda hacia el interior del condominio—, nos pareció fundamental ubicar la residencia en la cota más alta, evitando grandes modificaciones topográficas y dispersando el programa en el paisaje. A partir de esta lectura, el diseño de la implantación surge como respuesta directa a las condicionantes físicas y geográficas del terreno (topografía, orientación solar, vientos predominantes, ubicación de la propiedad vecina y vistas predominantes): una volumetría alargada en ángulo oblicuo alberga toda el área íntima, intersectada por un eje perpendicular que contiene las áreas sociales y de ocio, abiertas hacia dos jardines. Concebida como una casa-pabellón, estructuralmente pocos elementos definen la construcción: dos planos horizontales enmarcan la fachada —una losa ajardinada elevada a pocos centímetros del suelo y el amplio alero con generosos voladizos achaflanados. Entre ellos, cajas programáticas y celosías verticales que ritman las fachadas. La linearidad de la arquitectura se plantea como un gesto silencioso hacia el territorio, que, aunque amplio, busca desmaterializarse.
Aproximándose al concepto de Promenade Architecturale (paseo arquitectónico), en este proyecto la experiencia entre el paisaje construido y el natural se entrelaza a partir de la idea del recorrido, que poco a poco revela un juego de llenos y vacíos, claros y oscuros, acompañado por la vegetación. Desde la llegada, el acceso a la entrada principal de la residencia se realiza a través de un sinuoso camino de adoquines que conduce al generoso alero de 13,50 metros de longitud, funcionando como un porte-cochère. Como un gesto de bienvenida, puertas pivotantes de madera revelan el jardín interior, punto de convergencia desde el cual se distribuyen los accesos a las diferentes alas: social, íntima-familiar y de huéspedes. Una claraboya de la misma dimensión atraviesa la cubierta, bañando el espacio con iluminación natural permanente, mientras que el enrejado de los techos se transforma en un pérgola. Con una arquitectura fluida, rampas bilaterales acentúan la transición y amplían la altura del techo. A la sombra del alero, las salas de estar y comedor se integran con la hermosa vista que se despliega en el horizonte, enmarcada por amplios marcos de vidrio que, al abrirse, conectan con las terrazas situadas bajo el voladizo de 4,35 metros, diluyendo los límites entre el interior y el exterior.
Sobre el eje continuo, un monolito revestido con listones de madera Tauari actúa como elemento de transición entre las salas y la terraza gourmet, siendo responsable de la sectorización. En la sala de estar predominan piezas de diseñadores brasileños, principalmente en madera, resaltando la simplicidad propia de una residencia de campo. El par de fachadas de vidrio maximiza la iluminación natural y juega un papel fundamental en las constantes renovaciones de aire, aprovechando el recurso de la ventilación cruzada.
En el comedor, un monolito de piedra ranurada, suspendido a unos centímetros del suelo mediante esbeltos pilares, se convierte en un robusto aparador que complementa las comidas familiares. Sobre la mesa, que acomoda a 16 personas, cuelga la luminaria Papir —diseñada para la primera colección de mobiliario y accesorios firmada por Jacobsen Arquitetura—, aportando ligereza al espacio. La terraza gourmet, delimitada por hojas de vidrio, cuenta con áreas de estar, una mesa para comidas y una bancada de cocción. Paneles de madera mimetizan las puertas que conducen al lavabo y al gabinete de apoyo. En los interiores, la presencia de materiales naturales acentúa la sensación de confort y bienestar. El granito Blanco Siena reviste los pisos y se prolonga hacia las paredes de los monolitos que albergan las áreas de servicio y entretenimiento, además de los brise-soleils perimetrales, mientras que la madera cubre todo el techo. La aplicación continua de estos materiales, que se extiende hacia el exterior, refuerza la conexión física y visual entre los diferentes espacios.
Un volumen ubicado al extremo del alero organiza los espacios de entretenimiento y bienestar: un gimnasio, rodeado de paneles deslizantes de vidrio que se abren en ambos lados; saunas húmedas y de vapor con cerramientos del mismo material, orientadas hacia el jardín contiguo; además de una sala de masajes y vestuarios, ocultos tras puertas de piedra. En el extremo del pabellón social, un lago ornamental invita a integrarse armónicamente con la exuberancia del paisajismo, desarrollado en colaboración con Rodrigo Oliveira. Con variaciones topográficas que alcanzan hasta 3 metros de profundidad, las paredes perimetrales están revestidas con piedra Moledo, mientras que el interior del lago está compuesto por grandes rocas, arena blanca, géiseres, plantas subacuáticas —que contribuyen al mantenimiento natural del agua y al equilibrio ecológico— y más de 6.000 peces cíclidos de diversas especies. La tonalidad de la arena y las variaciones en la profundidad crean un efecto degradado de azul, resultado de la refracción del agua, lo que enriquece la experiencia placentera de nadar junto a los peces.
En la zona de mayor privacidad, orientada hacia el jardín de menor tamaño, las orillas adoptan contornos sinuosos para formar una playa particular. La hidromasaje, equipada con sistema de calefacción, está rodeada por áreas transitables de placas de granito que se integran a las aguas del lago. En el lado opuesto, un solárium, una piscina y un hogar al aire libre se alinean en un eje perpendicular al pabellón social. La fragmentación de las áreas íntimas y de servicios se resolvió mediante cinco volúmenes independientes, apoyados sobre una plataforma metálica ligeramente elevada del suelo y protegidos por una cubierta en forma de bumerán, todos conectados por un mismo eje lineal. La cocina y la sala de cine en casa, ubicadas cerca del punto de intersección, tienen accesos directos desde el área social. Diluindo los límites entre el interior y el exterior, la fluida galería de circulación está acompañada por brise-soleils de piedra que marcan el ritmo del recorrido, mientras la ausencia de marcos de vidrio permite que la brisa fluya libremente.
La extensión de los aleros hacia el jardín contiguo se apoya en pilares metálicos en forma de cruz, dispuestos modularmente. Áreas ajardinadas cubiertas por pérgolas de madera llenan los espacios vacíos entre los volúmenes, rompiendo la rigidez formal y enmarcando vistas hacia el jardín principal. Considerando la privacidad respecto a la zona social, el ala familiar se dispone cuidadosamente en un ángulo oblicuo, orientada hacia una vista más tranquila y beneficiándose del sol de la mañana. El primer volumen, de menor tamaño, está dedicado íntegramente a la suite principal, equipada con baños y vestidores individuales. El segundo volumen alberga tres suites para los hijos y una habitación infantil, que puede convertirse en dos dormitorios. En el lado opuesto, el volumen que se extiende hasta el extremo organiza cuatro habitaciones para huéspedes. En cada dormitorio, unos pocos escalones amplían la altura de los techos. Ventanales de altura completa enmarcan el paisaje, mientras que la plataforma metálica da lugar a un macetero lineal que recorre toda la fachada.
